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Parafraseando a nuestro refranero español, queremos analizar la entrada en vigor de la instauración del sistema TIPS (target instant payment settlement) promovido por el Banco Central Europeo (BCE), por medio del cual se pretende que las transferencias bancarias dentro de la UE sean inmediatas.

 

Actualmente se cifra en un total de 585 entidades financieras las que han iniciado estas transacciones exprés, correspondientes a ocho países: España, Alemania, Italia, Austria, Estonia, Letonia, Holanda, Finlandia y Lituania, pero se estima que en noviembre de 2018 se hayan incorporado a la plataforma todos los países y bancos europeos.

¿Qué se ha conseguido con este nuevo sistema?

Se ha logrado que una transferencia que tardaba de media más de 24 horas en llegar a la cuenta destino sólo se tenga que esperar 10 segundos.

Es decir, esta pasarela de pagos permite realizar transferencias de fondos en tiempo real durante las 24 horas del día todos los días del año.

¿Cuáles son los requisitos para poder utilizar este sistema?

La operativa está limitada a transacciones máximas de 15.000 euros en una sola operación y se necesita el IBAN para realizar la transacción desde cualquier dispositivo online.

También, y salvo error, otro requisito será que nuestra entidad bancaria esté adscrita a dicho sistema de pago.

Entonces ¿Qué hay de malo en todo estp?

No queremos ser pájaro de mal agüero, pero en este nuevo servicio urgente de pago vislumbramos dos posibles contratiempos.

El primero, el económico. A día de hoy, las entidades de crédito pagan un precio máximo reducido de 0,20 céntimos de euro (0,0020 euros) por operación de pago, precio que permanecerá constante durante al menos los dos primeros años de funcionamiento.

Determinadas fuentes (ver enlace), hablan que a partir de esos dos años, la tarifa suba a medio céntimo por transferencia.

De cara al cliente bancario, este servicio exprés se está ofreciendo gratuitamente siempre que se realice de manera no presencial (internet, móvil, etc.), como hasta ahora.

¿Hasta cuándo? Creemos que esa respuesta no la sabe nadie por el momento, pero lo que sí que podemos ir respondiendo es que ya existen indicios de que la era de la gratuidad de las comisiones bancarias por los servicios prestados a través de internet tiende a su fin.

De esta manera, José María Roldán, el presidente de la patronal de la Asociación Española de Banca (AEB) ya ha manifestado la necesidad de cobrar por estos servicios gratuitos, para que el negocio bancario pueda seguir sobreviviendo, más aún, en un entorno de tipos negativos (fuente).

Y es que sin darnos cuenta, hemos sido arrinconados en un callejón sin salida llamado “la era digital” ¿cómo reaccionará el cliente cuando le empiecen a cobrar por este servicio urgente de transferencia?

Otra vertiente del contratiempo económico será donde fijar el límite mínimo de realizar una transferencia de este tipo. Es decir, y puede ser que esta pregunta la realicemos por puro desconocimiento, pero ¿será rentable para una entidad financiera permitir que sus clientes hagan transferencias de 3 euros?

Ya que de la información publicada por el propio BCE (fuente), parece ser que no hay filtro a la hora de pagar los 0,20 céntimos de euro, dando igual si el importe de la transferencia es de 1 euro o de 14.999 euros.

Y si a lo anterior, le sumamos el coste de mantener dos sistemas parecidos (p.ej.: Bizum), podemos plantear las siguientes preguntas al aire ¿es rentable costear dos sistemas que son prácticamente iguales? ¿qué diferencia hay entre un servicio y otro? ¿el cliente realmente percibirá esa diferencia?

Desconocemos el coste de mantener la plataforma Bizum, pero estamos convencidos de que gratis no será, por lo que, en algún momento, la banca española se deberá plantear si mantener este sistema o apostar sólo por el TIPS.

Esa será una buena ocasión para ver si de verdad es tan interesante –como nos hacen creer- el big data financiero, ya que con Bizum, y salvo error por nuestra parte, entendemos que una de sus razones de existir (o coexistir) es porque la banca española tiene acceso a los datos de los usuarios que utilizan dicha pasarela de pago, mientras que en el sistema europeo no

¿Será, entonces, rentable costear una plataforma sólo por el hecho de tener acceso a los datos de nuestros clientes aunque haya otra que ofrezca el mismo servicio y probablemente sea más barata?

El segundo contratiempo es la seguridad. Cada vez que hay una nueva innovación digital no se suele hablar de este aspecto. Y es que la inmediatez está muy bien -¿quién no quiere ser más rápido?-, pero posiblemente no sea tan buena.

De esta manera, el mejor antídoto para frenar los casos de fraude bancario tipo phishing ha sido –y será- el tiempo.

Y es que en la espera activa del envío de los fondos se encuentra la mejor medida de seguridad contra el delincuente, ya que al tardar 24 horas (o incluso 2 días) la transferencia, permitía que el cliente diligente –aquel que suele revisar todos los días su cuenta bancaria o tiene un servicio de alerta contratado por transferencia- tuviese tiempo a ver si se había producido una transferencia fraudulenta, denunciarlo y comunicárselo a su entidad, ésta activar el protocolo por fraude y dar cuenta a la entidad receptora para que retuviese los fondos hasta que se resolviese si la operación era fraudulenta o no.

En definitiva, la no disponibilidad inmediata de los fondos era el mejor cortafuegos contra este tipo de delitos, que en ocasiones, se solucionaba con la retrocesión o anulación de la transferencia fraudulentamente realizada.

Sin embargo, ahora, con el nuevo sistema, esto ya no será posible. Tan sólo el cliente dispondrá de 10 segundos para recibir un sms/mail con la alerta de una transferencia realizada en su cuenta corriente –siempre que tenga contratado este servicio-, ponerse en contacto con su entidad para comunicar el fraude o dar de baja las claves y que su entidad se ponga en contacto con la receptora para que retenga los fondos.

¡Nunca 10 segundos dieron para tanto!




Además, el cliente se puede encontrar con la desagradable sorpresa de que, después de haber removido Roma con Santiago, el dinero ya no se encuentre en la cuenta receptora, siendo muy probable que el defraudador realice varias transferencias, en menos de un minuto cada una de ellas, haciendo perder totalmente el rastro del dinero.

No en vano la DEA americana (Drug Enforcement Administration) considera que tras la práctica de tres movimientos de asientos bancarios resulta muy difícil determinar la identidad de los delicuentes y el verdadero origen de los capitales.

Y es que el problema de la ciberseguridad sigue estando presente (enlace) en la banca digital, siendo la lentitud de los sistemas la mejor manera de prevenirlo (también el del blanqueo de capitales).

Y con este artículo, sólo queremos llamar la atención de que no toda innovación tecnológica tiene porque ser tan positiva para el cliente –ni para la sociedad-, aunque nos la venda tan bien.

A lo mejor, el nuevo sistema TIPS termina siendo algo positivo para la sociedad europea, pero hasta que se demuestre tal beneficio, permítannos ponerlo en tela de juicio y reclamar por un sistema que permita al cliente bancario -preocupado por la ciberseguridad- que este tipo de alternativas puedan ser opcionales y restringidas por el usuario, al igual que se puede desactivar la ubicación del dispositivo móvil.

Y es que, como dice el refranero, las prisas nunca son buenas –ni para el cliente bancario-.

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